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    Comportamiento - 04/01/2017

    El uso de la tecnología en el aula: reflexiones sobre un reto compartido

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    La proliferación de las nuevas tecnologías acaecida durante las dos últimas décadas ha ido trayendo consigo múltiples transformaciones sociales, económicas y culturales. La revolución “punto com”, referida al boom que ha supuesto Internet, seguida del fenómeno del 2.0. (YouTube, la Wikipedia, los blogs, etc.); la expansión de la telefonía móvil, que ha desembocado en la aparición de sofisticadísimos terminales inteligentes que podemos llevar en el bolsillo y que nos abren la puerta al mundo; el devenir de nuevos dispositivos como las tabletas… Todo ello ha supuesto un profundo cambio en la manera de comunicarnos, relacionarnos, divertirnos, informarnos o aprender. Precisamente el potencial de cambio que traen consigo las TIC en el ámbito educativo es uno de los más retadores y fascinantes al mismo tiempo que podemos encontrar.

    Las tecnologías ofrecen hoy en día múltiples ventajas a los estudiantes. Uno de los beneficios más palpables es el acceso a una ingente cantidad de información sobre cualquier tema a través de la Red: esto se traduce en el libre acceso de todos a la cultura, una cultura “compartida” que hace que ya no sea imprescindible tener cerca una biblioteca para consultar un manual de referencia sobre una materia concreta. Asimismo, los avances técnicos hacen que hoy en día el aprendizaje pueda ser mucho más visual e interactivo: está claro que, por ejemplo, para aprender geografía tendrá un mayor impacto (y también resultará más divertido) poder ver un vídeo en YouTube sobre los glaciares, o un montón de fotos y webs dedicadas a este tema… Herramientas como las famosas pizarras digitales permiten hacer esto en un instante, con un solo clic.

    Asimismo, resulta muy interesante el uso educativo de las redes sociales. Este fenómeno imparable, tan popular entre pequeños y mayores, también tiene posibles aplicaciones dentro del aula. Por un lado, existen redes sociales en Internet creadas específicamente con un fin educativo. Por poner un ejemplo, Sangakoo es una red social centrada en el aprendizaje de las matemáticas. A través de esta plataforma, los alumnos pueden compartir y resolver entre ellos distintos problemas, haciéndolo además en un grupo cerrado supervisado por el profesor. Sin embargo, también es posible utilizar redes sociales de carácter generalista (por ejemplo, Facebook o Tuenti) con fines académicos. Así, vemos casos de profesores que, haciendo gala de su ingenio, se embarcan en el uso de alguna de estas redes en el marco de la asignatura que imparten. Creando un perfil para esa asignatura y entrando en contacto con los chavales (invitándoles a un “grupo” o agregándoles como “amigos), es posible utilizar la plataforma con diversos fines: atender dudas o hacer tutorías mediante mensajes privados o el chat; lanzar preguntas generales a la clase e invitar a la participación y el debate a través del “muro” o el “tablón”; subir vídeos, imágenes o enlaces de interés relacionados con esa asignatura en concreto; o incluso dar avisos sobre horarios de exámenes o entregas de trabajos a través de “eventos”. Aunque Tuenti o Facebook no sean herramientas creadas ex profeso para el ámbito educativo, vemos que es posible sacarles partido con un poco de imaginación, acercándonos a una realidad que los niños acogen con agrado y manejan con gran destreza.

    Autor: Jorge Tolsá

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