El Observatorio de Contenidos Televisivos Audiovisuales (OCTA) presentó hace unos días el Decálogo de las Pantallas Audiovisuales (en el marco de la jornada “Las reglas del juego: infancia, adolescencia y pantallas”). Puedes ver las 10 claves aquí.
Además, a lo largo de la jornada se recogieron otras 6 recomendaciones a modo de conclusiones que podéis conocer a continuación:
Las pantallas audiovisuales se han convertido en un instrumento básico para la comunicación entre los seres humanos y deben colaborar en el desarrollo de sus capacidades de crecimiento personal, social y cívico.
1. En el proceso de educación de la infancia y la adolescencia y en lo que se refiere a la formación/información, entre otros aspectos, es necesario incluir, armónica y científicamente, los procesos teórico-prácticos que incorporan a las nuevas tecnologías (TIC). Las pantallas audiovisuales deberían indicarnos siempre cuál es el tiempo sostenible, saludable e idóneo para cada uso, y así favorecer la implementación de los procesos cognitivos que, dadas sus propias características, (por la propia aparición de dichas tecnologías), afectan al cerebro de las personas y a toda la sociedad.
2. Las actividades relacionadas con la “educomunicación” o con la alfabetización mediática e informacional (Information and media literacy), que son fundamentales para desenvolverse en la sociedad del conocimiento, deben ser coordinadas a través de la colaboración entre la administración pública y las organizaciones de la sociedad civil, en definitiva es una tarea que recae en todo el conjunto de la sociedad.
3. El ocio responsable, el entretenimiento y el juego, en sentido amplio, a través del uso “ecológico” (no el abuso, ni el consumo desmesurado) de las pantallas audiovisuales, debe encaminarse hacia la realización de un ser humano crítico, creativo, con un desarrollo físico e intelectual equilibrado y con conciencia cívica en un planeta de recursos limitados. La creatividad y la conciencia social de los seres humanos, tan necesaria para su desarrollo y supervivencia, puede ser auspiciada mediante un uso responsable y crítico de las pantallas audiovisuales y, debe ser fomentada, gracias a la confección, programación y difusión de unos contenidos “éticos” en las mismas.
4. La tecnoadicción es una realidad que afecta compulsivamente a las nuevas generaciones, por lo que es especialmente necesario, ante los avances de la neurociencia, informar a los educadores de los beneficios y de los riesgos que puede comportar el uso de tecnología en nuestras vidas.
5. Todas estas consideraciones anteriores pretenden conseguir un objetivo fundamental: que las pantallas audiovisuales que nos rodean, se conviertan en manos de la infancia y la adolescencia —futuros adultos y adultas — en herramientas básicas en la tarea de la construcción de un mundo justo, solidario y armónico.
Material producido y cedido por el Observatorio de Contenidos Televisivos Audiovisuales