Ya sea en la rutina laboral o en nuestra vida personal, hoy en día pocas cosas hay más habituales que compartir archivos por Internet. Mandar un documento, un recibo o un contrato. Compartir una foto, una grabación o un archivo de audio. Hasta las transacciones bancarias son ahora más virtuales que nunca. Compartimos mucha información –y alguna contiene datos personales, como números de documentos o incluso direcciones– a través de una red que, a veces, no es segura
Entonces ¿cómo garantizar la confidencialidad y la seguridad al enviar archivos por Internet?
Cuando pensamos en el envío de archivos, principalmente los más pequeños, lo que nos viene a la cabeza es el e-mail. Inventado en la década de los 70 con un funcionamiento más parecido al SMS que hoy conocemos, el e-mail se hizo popular en los años 90 y hoy es uno de los grandes medios de comunicación formal –es decir, usamos otros canales para hablar con familiares y amigos, pero el e-mail continúa siendo el rey particularmente en entornos corporativos. A lo largo de los años, la tecnología de esos sistemas de comunicación remota se fue desarrollando y aumentando su capacidad de almacenamiento, conservando una ventaja indiscutible: la privacidad. «En el e-mail los archivos no son públicos. Es necesario enviar un nuevo mensaje siempre que se desee compartir los archivos con una nueva persona», destaca João Heytor K. Pereira, científico computacional y posgraduado en Arquitectura y Soluciones de Tecnología de la Información.
Al usar el e-mail para enviar tus archivos, es posible comprobar la fiabilidad del proveedor de una forma muy simple. «Fíjate en si el servicio posee un certificado de seguridad –el famoso candadito que normalmente aparece a la izquierda de la dirección de la web. Eso supone una capa más de seguridad, pues garantiza que los datos que se comparten con ese servicio están encriptados», señala João Heytor. A pesar de estas ventajas, el e-mail falla en su incapacidad para soportar archivos muy grandes.
Como solución a este problema, los servicios en la nube han conquistado muchos corazones. Con ellos se pueden cargar y compartir archivos pesados de forma intuitiva y práctica. Eso simplifica mucho las cosas del día a día, pero también puede suponer riesgos: «Podemos confundirnos fácilmente y, con solo unos cuantos clics, compartir carpetas completas en lugar de un archivo. Lo ideal es evitar crear enlaces públicos y especificar siempre el e-mail de la persona a la que le estamos enviando el archivo, para asegurarnos de que autentique su identidad», aconseja João Heytor.
Podemos dar algunos consejos más generales que pueden serte útiles a la hora de mantener la confidencialidad de tus datos y archivos:
- Usa bien la mejor y más sencilla herramienta de seguridad: tu contraseña. Es importante tener contraseñas fuertes y cambiarlas con frecuencia, aunque sea un fastidio si pensamos en la cantidad de cuentas que tenemos en plataformas y servicios online.
- Busca servicios de e-mail y de almacenamiento en la nube que posean el sistema de «verificación en dos etapas». Eso significa que, además de una contraseña, para acceder a tu cuenta necesitarás introducir un código enviado por SMS al móvil inscrito.
- Servicios como Peerio también pueden ser interesantes, pues ofrecen encriptado integral para mensajes, la nube y archivos de hasta 400 MB.
Es importante recordar que, aunque los servicios que usamos tengan parte de responsabilidad sobre nuestra seguridad, también es esencial que hagamos nuestra parte. La información es la principal herramienta de seguridad: úsala siempre.