Durante mucho tiempo, las tecnologías han sido demonizadas por algunos profesionales de la educación por distraer la atención de los alumnos y dificultar el aprendizaje del contenido. Sin embargo, en la actualidad vemos que pueden ser una gran herramienta educativa, ¿por qué no utilizar tecnología en las aulas para despertar la atención de la generación que ha nacido conectada?
Es innegable que el perfil de los estudiantes ha cambiado mucho en los últimos años. Las generaciones X, Y, Z nacen cada vez más conectadas y, a veces, ¡la mejor forma de generar interés es justamente utilizar algo que está en el día a día de esos estudiantes! Este es cada vez con más frecuencia el gran desafío de muchas escuelas tradicionales. Según la pedagoga Paula Margues, la falta de estructura por parte de algunas instituciones de enseñanza y la falta de familiaridad con estas herramientas por parte de algunos profesores dificulta la integración de la tecnología en las aulas.
Si antiguamente las películas y la música eran los recursos que los profesores tenían a su disposición, hoy en día las tablets y notebooks se convierten en grandes aliados por ser un recurso interactivo de apoyo para el contenido impartido. Existen también algunas escuelas que ya permiten el uso de smartphones por parte de los estudiantes en las propias clases.
Otro punto clave de este proceso es la diversión. Los estudios muestran que los estudiantes retienen mejor en la memoria aquellos contenidos que les atraen visualmente y que les resultan divertidos. Es posible que estas razones sirvan para motivar a los maestros a pensar acerca de cómo utilizar la tecnología como apoyo a su labor educativa.