Los seres humanos nos realizamos en medio de otros individuos de nuestra especie, nos introducimos en grupos y nos convertimos en miembros de colectivos que respetamos normas de convivencia y tolerancia.
La socialización se produce cuando dos o más personas comparten ideas, creencias, valores, costumbres, normas y conductas; y desarrollan formas de pensar, sentir y actuar que favorecen la participación eficaz en la sociedad.
La socialización es un proceso de vida.
Los niveles de sociabilidad y la calidad de las interacciones familiares, de pareja, de amistad y laborales mantienen una relación directa con la felicidad y ésta influye en los vínculos sociales que se mantienen. El humor positivo favorece la cooperación y el servicio a los demás.
Las relaciones interpersonales fomentan el compañerismo, la empatía, la cooperación, el diálogo y la satisfacción. Son una fuente de enriquecimiento personal y de desarrollo social. El refuerzo del sentido de pertenencia y el mantenimiento de relaciones cercanas puede realizarse de forma física y digital. La tecnología ha puesto a disposición de todos los usuarios de la Red el enriquecimiento de comunicación ofreciendo nuevas formas de relación.
Recurrimos a nuestro smartphone para conocer los movimientos de nuestros familiares, amigos y conocidos; interesarnos por su día a día; demandar sus opiniones en múltiples temas; acordar encuentros; recordar las citas pendientes; estar al día de las últimas novedades de la actualidad; organizar la agenda; leer artículos; compartir documentación; escuchar música; visualizar series, documentales, películas, etcétera.
Centrarse en uno de los escenarios de relación –generalmente, el digital- en detrimento del otro –el medio físico- e interactuar con el teléfono inteligente en mayor medida que con otros sujetos provocan un desequilibrio con consecuencias negativas para los participantes en la interacción.
Convertir el uso del smartphone en un abuso provoca incapacidad para la atención, la memorización, la orientación, la concentración, el procesamiento o la contemplación. A la vez que vuelve a quien está próximo a la adicción en personas sedentarias con escasa capacidad creativa y con mayores posibilidades de padecer ansiedad, soledad, incomodidad o estrés.
Hablar a una pantalla favorece la socialización de las personas tímidas y fomenta el hablar de uno mismo. La ausencia de respuesta a nuestros mensajes o requerimientos y la falta de noticias generan enfado, irritación o desesperación.
El neurocientífico y psiquiatra Mandred Spitzer popularizó el término demencia digital para hacer referencia a la dependencia de las personas de los smartphones y la forma en que ésta afecta al cerebro. Alude al funcionamiento del cerebro como un músculo. Si se estimula, crece. Si se relaja, se atrofia.
Nicholas Carr, reconocido analista sobre la influencia de internet en la sociedad contemporánea, sostiene que la tecnología y la automatización facilitan la vida pero embrutece a las personas y debilita las habilidades al impedir la construcción del conocimiento y limitar la capacidad de pensar de forma autónoma. Defiende el uso de la tecnología para la expansión y extensión del talento.
El profesor de comunicación y transformación digital José Luis Orihuela, sostiene que la tecnología no es neutral y que los internautas podemos sacar de ella el conocimiento, la comunidad y la excelencia. Recomienda fusionar el plano del mundo físico con el plano del mundo digital ya que los vínculos que se crean en el mundo físico se mantienen de forma perdurable en el mundo virtual.
Se culpa a Internet de generar una cultura de la superficialidad que favorece la conexión online y promueve la desconexión offline y de ser enemigo del pensamiento crítico. La tecnología permite una comunicación informal, rápida y visual que no entiende de fronteras ni distancias. Una tecnología que dificulta el conocimiento de las personas con las que nos relacionamos al centrarse la comunicación en expresiones, imágenes y emoticonos. Las relaciones se construyen con la mirada, la palabra, la sonrisa, los silencios, las expresiones faciales y los gestos corporales. Las relaciones se afianzan con el respeto, la tolerancia, el agradecimiento y la autenticidad.
La capacidad para pensar por uno mismo y elaborar ideas propias demanda encontrar el equilibrio entre el tiempo que dedicamos a la Red –WhatsApp, correos electrónicos, redes sociales, foros, blogs, etcétera- y el tiempo que dedicamos a cultivar encuentros cara a cara. Las relaciones que se mantienen en los medios físicos cimentan las relaciones digitales.
Aprendizaje; intercambios de opiniones, ideas e información; momentos inolvidables; experiencias únicas; situaciones divertidas; acontecimientos memorables y una amplia lista de encuentros que atesoramos y revivimos a lo largo de nuestra evolución pueden y deben producirse en medios físicos y entornos digitales.
Recuperar la privacidad y el control de nuestra vida, promover la sensibilidad, disfrutar de relaciones intensas con atención plena, maravillarse de lo que nos rodea, fomentar la creatividad, desarrollar la narrativa, recuperar el silencio y conocer la realidad se logra modificando la forma de relacionarse con el espacio, con el tiempo y con los otros.
¡Prima el tiempo de calidad con tus seres queridos!
Autor: Mar Castro, Pionera en investigación y difusión de NETiqueta en España y colaboradora de Dialogando.