En la cultura de la globalización, Internet ha permitido la interconectividad entre regiones de todo el planeta, así como el contacto entre empresas y personas facilitando las comunicaciones y las relaciones, también de las familias. Pero además de todas estas ventajas, la Red encarna algunos riesgos, especialmente cuando hablamos de menores. Y es que en los últimos años, las nuevas tecnologías han irrumpido con mucha fuerza y algunos usos y fines son ahora más que cuestionables. El acercamiento a niños y adolescentes con el fin de un intercambio sexual ha hecho saltar todas las alarmas. En el caso del acoso sexual a menores por parte de adultos, o grooming, la llegada de los menores a Internet y su presencia en programas de mensajería instantánea, redes sociales, juegos online, etc. ha trasladado el acoso presencial también a la vida virtual.
El grooming se define como el acoso o acercamiento a un menor ejercido por un adulto con fines sexuales. Concretamente, se refiere a acciones realizadas deliberadamente para establecer una relación y un control emocional sobre un niño o niña con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual del menor. El adulto que se camufla con otra identidad “para establecer acciones de relación y control emocional con el fin de preparar el terreno para abusar sexualmente”, explica Diana Díaz, directora del Teléfono Anar. Muy parecido, pero con matices distintos es el sexting, cuando las fotos se las realizan los adolescentes de manera voluntaria, y con un matiz sexual, en ropa interior y se las envían a su pareja actual o a su amigo/a. El riesgo es cuando esa foto se difunde a terceros y el menor sufre una serie de consecuencias emocionales porque las fotos o documentos pasan a ser de subasta pública.
Por esta razón hay que multiplicar las precauciones no sólo para que el menor haga un buen uso de la Red, sino también para que aprenda a determinar con qué personas tiene que relacionarse a través de estos medios.
El grooming “encubierto”
Desde el teléfono ANAR explican que cuando se da un caso de grooming se establece primero una relación que consiste en el intercambio de datos de la vida de la persona y, hasta que se consolida esa relación, los menores caen en la trampa si ni siquiera percatarse. Es en una siguiente fase cuando ya existe un componente más sexual, mediante la petición de una imagen sexual, la participación en una acción sexual o extorsión.
“Se ve, porque los casos que abordamos (desde ANAR) puede ser que identifiquemos en una llamada cualquiera, que se establece una relación con un adulto. Desde aquí es donde les hacemos reflexionar”, comenta Diana Díaz. No obstante, alerta de que hay casos en los que el menor o la menor puede llamar muy asustado, porque existe un chantaje manifiesto.
¿Por qué pasa esto?
Los adolescentes, necesitan expresarse, comunicar sus vivencias, cómo se sienten, y de esta forma, transmiten sus debilidades. Esto es fruto de la necesidad, de la búsqueda de aprobación por parte de terceros, de reconocimiento, de protagonismo. Diana Díaz hace un apunte más: “Buscan ser atractivos, quieren ser vistos”.
Con las nuevas tecnologías esto se ha convertido en una tarea sencilla y los riesgos han ido aumentado, ya que por este afán de reconocimiento admiten a muchas personas desconocidas como amigos en las redes sociales. La poca perspectiva, la falta de experiencia o la inmediatez que ofrecen las redes es una de las causas principales que agilizan estas acciones a través de dispositivos electrónicos. “Los padres tienen claro que si los hijos salen solos a calle con una edad, hay riesgos, pero no son tan conscientes de los peligros en la Red”, advierte Diana Díaz.
Y ¿qué pueden hacer los padres?
Los profesionales del Teléfono ANAR han elaborado una serie de consejos y recomendaciones adaptadas a diferentes perfiles. Las tecnologías forman parte de nuestra vida diaria desde hace varios años. Las utilizamos para facilitarnos la vida y también para comunicarnos con los demás. Nos facilitan el trabajo y nos ayudan a encontrar información cuando lo necesitamos.
Con el fin de prevenir estas situaciones, Diana Díaz recomienda que el ordenador que utilicen los menores esté en un lugar visible de la casa y que los padres sean conscientes en todo momento de las herramientas y dispositivos que están manejando sus hijos para poder mediar en el caso de que sea necesario.
Autor: Paula Sendín Rodríguez, Periodista.
Miles de adultos se hacen pasar por niños para acosar a otros. Son tantos, que incluso entre ellos se podrían encontrar. No aceptes solicitudes de cualquiera. Si todavía no has visto el vídeo de la campaña #LoveStory, puedes hacerlo aquí.